lunes, 12 de enero de 2009

SE ESPERA AUN...

En los años setenta cambió la actitud del mundo hacia los problemas ambientales. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente celebrada en Estocolmo en junio de 1972 puso bien de manifiesto la estrecha relación existente entre la destrucción del medio ambiente y los mecanismos económicos. La mayoría de las grandes empresas tienen hoy políticas ambientales definidas, y algunas han adoptado una actitud de vanguardia, autoimponiéndose criterios más rigurosos que los oficiales para el uso de los recursos naturales. Sin entrar en el examen de estas diversas reacciones de empresas y gobiernos por cuidar el ambiente, puede afirmarse aún hoy que todo ello es insuficiente. Como hasta ahora ha venido ocurriendo no es hora todavía de hacerse ilusiones de que los beneficios para la Tierra han sido muchos y de que los problemas ambientales han sido atendidos con total dedicación. En 1996 y 1997 el autor de esta página remarcó algunas problemáticas ambientales con la necesidad de abordarse y mitigar sus efectos. Lo hizo en un periódico zonal de su barrio donde transcurrió su vida y aún lucha y trabaja. Comparto estos escritos:


jueves, 8 de enero de 2009

La contaminación de los mares y océanos.

Las aguas de los mares y océanos reflejan otro aspecto de la dramática peligrosidad que sufre el mundo actual por causas de la contaminación. Los efectos inmediatos y a corto plazo de esta contaminación son obvios y bien conocidos. Contaminadas por petróleo playas usadas para natación y otros esparcimientos quedan inutilizadas y sufren una rápida erosión. Esta a su vez puede tener efectos catastróficos para las plantas y algas al verse privada su fotosíntesis por prolongados períodos. Las películas de petróleo reducen de modo significativo la penetración de la luz en el agua lo que causa a su vez un descenso en la producción de oxígeno. Los derrames de petróleo constituyen una agresión casi permanente para las aguas de los mares y océanos. Cálculos recientes indican que entran por año en el océano unos 3,5 millones de barriles por efectos de la navegación, las perforaciones frente a las costas y los accidentes. Estos accidentes que acaban volcando al mar cantidades siderales de crudo son el resultado de errores humanos, colisiones o encalladuras de buques-tanques o grandes superpetroleros. Se ha manifestado en la actualidad un gran temor acerca del potencial de contaminación asociado a los accidentes de este tipo. Si damos una mirada al pasado las averías de estos navíos son algo muy frecuente en el mar y con desastrosas consecuencias ecológicas.